
Y decides que no quieres volver a oir hablar de esos malditos zapatos que te amargaron la noche.Pero te pones tiritas en las heridas y con el paso del tiempo éstas sanan.Hasta que un día consigues el valor suficiente para volverte a subir a un nuevo par de tacones y sorprendida te das cuenta de que esos ya no te duelen, que ya has conseguido que no te hagan daño.Ahora eres la mujer más felíz del mundo, te sientes guapa y especial. Y el resto de la gente también lo nota.¡Ya no quieres cambiar tus zapatos por nada del mundo y no entiendes como has podido vivir sin ellos todo ese tiempo!Con las cosas del corazón pasa lo mismo. Te hacen daño una vez. Otra. Y otra. Y muchas más. Hasta que llega el zapato perfecto.
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